sábado, 24 de febrero de 2007

Nudillos

¿Qué puedes hacer si tus actos no se recompensan con confianza? Nada. Haces algo bien, y no se te recompensa con nada. Pides confianza. No se te otorga. Nunca se te otorga. En momentos como ese piensas ¿y para qué tanto actuar bien siendo consecuente con unos principios (de los muchos que hay) "de buen chico"? Y no me refiero a morir por nadie, ni darlo todo. Estoy hablando de esas pequeñas cosas. De pequeños favores. De, a veces joderte tu para que otro pueda disfrutar. De dejarte los huevos en algo para otra persona. Y no actúas por que eres bueno o malo. No. Esa es la capa, la superficie, la máscara que dejas ver a los demás y a ti mismo para decirte que no pasa nada, que lo has hecho bien y que eso es lo que importa. Y sí pasa. Esperabas algo a cambio. Y no lo recibes nunca. Solo puedes apretar los dientes, enfadarte, cagarte en todo lo primero que se te pase por la cabeza (exista o no en el diccionario de la RAE), dar un puñetazo en la pared y sorprenderte de que, aunque tengas los nudillos sangrando, la rabia que te come por dentro es mas fuerte que el dolor, al que le respondes con indiferencia.

Y te cuestionas lo que haces. Y porqué lo haces, sabiendo que no te traerá nada. Bien. Lo haces, porque, en el fondo, aunque ya te hayas cagado hasta en San Cucufate, hay algo que te dice: "Desahogate. Tranquilo. Ninguna cuenta queda sin ser saldada. Para bien o para mal. Todo llegará, y entonces comprenderás todo esto". Y te calmas. Te sosiegas. Y piensas que a lo mejor si que merece la pena hacer todo eso que te produce tanta insatisfacción, tanta rabia.

Y entonces, notas un dolor de cojones en los nudillos. Ahí, ves que todo va bien. Para que luego vuelva a pasar a ir mal. Hasta que pase aquello que esperabas sin saber que esperar.

Canción: The view from the afternoon - Arctic Monkeys

No hay comentarios: