viernes, 16 de marzo de 2007

Intentando clarificar tus (mis) desórdenes

Esto es tan solo algo desordenado que no logro clarificar. Solo quiero plasmarlo aquí. Supongo que con ello no conseguiré nada. Tampoco es que lo pretenda

Puedes llevar una vida de buena persona y acabar como el antagonista de todo lo que creías representar. Tu vida puede reducirse a lo peor que has hecho en ella en algunos momentos. No es mi caso. Pero le doy vueltas. Porque puedes haber hecho mucho bien, por llamarlo así, y obviando que el infierno está lleno de buenas intenciones, y aún así, si cometes un error, no te consuela que lo hayas hecho bien. Solo tienes en mente tu error. Y cómo solucionarlo. Da igual lo bien que lo hayas hecho en otras ocasiones. Solo importa lo que tú creas. Y, en estos casos, lo único que crees es que has hecho algo mal, que has cometido un error y nada de lo bueno que hayas hecho puede lograr consolarte. Sólo el corregirlo puede hacer que resurjan los alardes de tus cosas buenas. No es mi caso. Pero le doy vueltas a la idea.

Algo totalmente inconexo, que si tiene que ver conmigo. Crees estar enamorado de una persona. Quieres intentar al menos estar con ella. Ves que no hay posibilidades. No por autocompasión, no por egocentrismos del tipo "La pregunta existencial de mi vida es: ¿Porqué soy tan desgraciado?". No me jodas. La vida es cruel. Hay vidas mucho peores, aunque eso también puede ser más deprimente. Pero no es por queja. No es por ser un idiota [idios]. Es por mero análisis objetivo de circunstancias. No puedes hacer nada. Lo has intentado y has visto todo lo que necesitabas ver. Se hubiera mostrado o no. Y no comprendo porqué demonios sigues intentando incluirte en su vida. No es para conocerla. La conoces bien. Ya he dicho que no es para tener nada con ella, porque sabes que no es tuya. Y aún así la miras, la observas, "miras dentro de sus ojos" y solo puedes apretar los dientes. Cerrar los ojos muy fuerte. Apoyar la cabeza en tu portal antes de entrar a tu casa. Preguntándote porqué tanta jodida mierda. Y porqué demonios rechazar tantas sugerencias de "vente con nosotros a darnos una vuelta por ahí". Concretamente cuatro veces. El decirle "no" a unos amigos, a unas amigas, a un amigo y a la persona que quieres, y a los amigos de toda tu vida. Te preguntas que qué cojones te pasa. Y retomando un pensamiento anterior, desear preguntarle a la persona que quieres porqué no te ha aceptado. Siempre te has mostrado sincero. Desnudo de cualquier fachada. Honesto. Siéndote fiel a ti mismo, algo que parece que hay que recordar que demasiada gente no hace (ellos mismos con su pan se lo coman). Y ella no te acepta. Si no lo has sentido, no puedo explicarte como puedes sentirte distanciado de una persona a la que tienes a cinco escasos centímetros. Y recorrer esa distancia es tan difícil. Nunca te acercarás lo suficiente para extraer las razones de su, si no rechazo, reserva. Vale. Ella está enamorada de otro. No te ha contado como se ha liado con él, pero tú sabes que lo ha hecho, por cómo no te lo ha dicho. Lo aceptas y lo digieres porque no sabes hacer otra cosa. Y sólo quieres conocerla un poco más. Aunque ya creas que la conozcas. Y, contradictoriamente, aunque sepas que, si no imposible, es demasiado difícil conocer totalmente a una persona. Y lo haces para saber si merecía la pena querer como se ha querido. Y, sólo encuentras una distancia que no se puede recorrer. Un puto límite matemático. Algo que no puedes comprender.

Y otra cosa, que también sucede ["sucede que me canso de ser hombre", que diría Neruda y posteriormente Extremoduro]. Conoces a alguien nuevo. Hace tiempo. Crees que no va a trascender. Una cara bonita más de las que has visto. En su momento, podrían haber pasado dos cosas. La primera pasar de conocerla, porque crees que no merece la pena. La segunda, escuchar una palabra que crees que no escucharías en los labios de alguien así nunca. Te giras, y, como siempre has hecho en tu vida, te has acercado y con toda la naturalidad y caradura (casi propia de los simuladores) que te caracteriza, empiezas a hablar con ella. Pero como digo, nada que creas que pueda llegar a trascender. La vuelves a ver un par de veces. Te viene la sensación de no saber que decir que tantas veces te viene y no dices nada. Hablas de nada. Sigues pensando que no va a tener mayor trascendencia. Poco a poco, en encuentros fortuitos, la vas conociendo mejor. Te va gustando. Y empiezas a tener miedo. De que puedas llegar a quererla. De hacerte tanto daño como te has hecho y como te han hecho. Mucho más de lo que cualquiera pueda pensar. Y no sabes que hacer. Sigues conociéndola poco a poco en más de esos encuentros fortuitos. Y te va gustando poco a poco. Y temes llegar a quererla. Porque "te saben a mierda las palabras de amor", porque estás hastiado de tanto. Y no sabes que demonios te pasa. Unas veces estás vacío de cualquier cosa. Te metes hasta contigo, llamándote idiota. Diciéndote que tus problemas vienen como consecuencia de un contexto determinante propio de una situación. Si cambias el contexto, cambia el problema. Piensas que los problemas nos los creamos para satisfacer nuestra necesidad de ser egocéntricos. Por nuestra necesidad de sentirnos tremendamente desgraciados. Y de ser tan gilipollas. De ser tan idiotas (vuelvo al latín "idios"). De llamarte hipócrita. A ti y a todo el mundo. De convertirte en un cínico (en el sentido griego original, no en la condición peyorativa adquirida actualmente). Otras veces, estás absorto en un pensamiento sobre una de ellas. Te pones en mil contextos diferentes y en todos ellos le dices que la quieres, la besas, te besa y todo el mundo se levanta feliz de su butaca de cine, porque les han contado lo que querían oír. Otras veces es con la otra con la que tienes estos pensamientos propios de películas "opiáceas" (léase Marx y su "opio del pueblo"). Y otras tantas otras veces, te encuentras sin saber que hacer. Perdido. Sólo. Enamorado de una persona que no te quiere, que no te va a querer y que intenta guardar distancias contigo. Teniendo miedo de querer a otra persona que parece demasiado inaccesible. Temiendo más dolor. Y ya no sabes como sentirte.

No se porqué he escrito esto. Tal vez me haya tranquilizado, ordenando toda esta verborrea mental incontenida. Intentando aclarar un poco lo inaclarable. Sabiendo que ni el agua es tan clara. Porque todo depende del prisma con que lo mires. Y un prisma muy bonito para mirar el agua es un microscopio electrónico. La claridad se convierte en confusión. Así que, difícil es el cometido de aclarar todo esto. Al menos, mientras lo ordeno, intento ordenarme a mí mismo.

Canción: The unforgiven - Metallica

No hay comentarios: